lunes, 17 de diciembre de 2012

Dance in the Dark.

Ella baila, baila con una copa en la mano sumiéndose en la oscuridad lentamente. A ella le gusta bailar en la oscuridad, desaparecer entre brumas azules mientras suene una música que la envuelva... La noche es larga y eterna a la vez. Sus movimientos son sensuales, su pelo es hermoso, su cara es bonita, ella lo tiene todo... pero él no la mira.
Él baila cerca de ella, es su novia... su estúpida novia, una basura de la que se avergüenza... Ella le mira y se desmorona, le ve mientras habla con otras, le ve mientras besa a otras. Ella no puede hacer otra cosa que seguir bailando en la oscuridad, aparentar ser feliz mientras la persona que quiere la considera una basura...
A ella le gusta bailar en la oscuridad, parece que se ha acostumbrado a vivir en esa situación, a bailar durante la noche en locales oscuros para que a la salida su novio le pegue palizas. Ella baila, bailar le hace pensar, le hace ver en qué se ha convertido su vida... Ella antes no bailaba, no se sumía en la oscuridad. Ahora todo había cambiado. Ella se enamoró y aquello fue su eterna perdición. Ya no pasa el tiempo haciendo otras cosas:  durante el día duerme entre sabanas sudadas y desgastadas junto a él, donde a veces si que hacen el amor... Por la noche comienza su veneno, su eterna pesadilla y a la vez su eterno sueño...
Entra junto a él, baja los escalones de los locales subida en sus  viejos tacones y con su cigarro en la mano. Allí abajo todo ocurre como siempre, él se aleja, la deja sola, se va a conocer a otras mujeres más bellas y jóvenes que ella... Ella es guapa, es realmente guapa, debería salir de allí, buscar a alguien que la quiera de verdad... Pero eso ella no lo entiende. No lo entiende, y por eso ella baila en la oscuridad. Baila con su copa de whisky y su cigarro, bailando con sus tacones, cerrando los ojos y moviendo su cabeza lentamente acorde con el ritmo de la música y dejando su pelo suelto caer y desordenarse por sus hombros... Ella baila y se emborracha en un intento de olvidar lo malo, intentando no ver a su novio besar a otras mujeres, se emborracha para encontrar la felicidad, para salir de alli... Pero no lo entiende, a veces se pregunta qué fue lo que vio en aquel chico, qué le hizo perderse a si misma. Pero no sabe reaccionar, baila y se emborracha... Ella baila en la oscuridad, baila hasta altas horas, baila hasta perderse a sí misma... esta y todas las noches...

domingo, 16 de diciembre de 2012

Naranja, Amarillo, Rojo

Las luces son anaranjadas, son anaranjadas porque les gusta dormir, les gusta descansar y este color se apaga, se apaga y muere al igual que un fuego que lleva encendido desde hace tiempo. No se que hago aquí, no se qué debo hacer para continuar. El día muere, la luna muere, la luz naranja muere...
Estoy cansado, muy cansado y aquí cada vez se va haciendo más oscuro. Estoy sentado, en una habitación en mi casa, un baño, y los azulejos estás fríos. Estoy más bien acurrucado, desnudo, intentando abrazarme a mí mismo  en un intento de fundirme con el entorno, pasar desapercibido y pensar.
En el baño hay una ventana pero que en realidad no puede ser una ventana. Su cristal no deja ver nada, solo deja pasar la luz. No debería llamarse ventana si además de eso es imposible de abrir. Estoy solo, estoy solo en el mundo y mi única compañía es la luz que me rodea que desaparece cada vez más.
Ahora cambio, ya no me apetece estar en esta habitación y ahora ya no estoy desnudo. Todo puede cambiar, soy todo lo que quiero ser. Ahora estoy al aire libre, en una de las calles de una ciudad desconocida. No se si he estado antes, no se en que país estoy, no se ni siquiera si estoy en el mismo mundo que tu.
Camino por la calle, junto a la gente, no se hacia donde voy aunque tampoco me importa. Ahora quiero andar y disfrutar de la luz amarilla del día del día. La gente no me parece que sea feliz aquí, es un lugar gris y aburrido, un lugar donde la gente va con prisas, un lugar de funcionamiento mecánico. Cada persona es un engranaje, una polea, un mecanismo... Me aburre, ya no me gusta, ya no disfruto mientras camino. Veo a la gente correr, está ocurriendo algo, un hombre de la calle comienza a gritar, son gritos de horror, gritos extraños. El hombre mira fijamente a todo el mundo y a continuación saca una pistola, de repente me mira a mi, yo no me muevo, levanta la pistola y me dispara.
Todo ocurre como me esperaba, la bala me da en la cabeza y comienzo a sangrar. Me desplomo en el suelo, caigo fuertemente sobre los adoquines del paseo. Ahora veo el cielo, veo la luz amarilla del sol de la mañana. La gente se acerca, se pone junto a mi, intentan ayudarme, todo sigue normal. La sangre comienza a llenar el suelo de forma macabra. Me aburro.
Cada vez pierdo más sangre y me entra sueño, ya me cansa esta situación, espero de forma impaciente hasta desangrarme, hasta consumirme entre toda la multitud... Cierro los ojos para volver a cambiar. Ahora todo da vueltas, todo se vuelve extraño...
Ahora estoy en un acantilado, todo se ha vuelto rojo. Estoy sentado sobre el acantilado de piedra, mis piernas cuelgan hacia el vacío, ante mi se muestra el mar y el sol, oscureciendo. Miro al mar invadido por los colores del sol. Me levanto, lo miro, y me lanzó a él para convertirme en espuma.
Ya no se donde estoy, ahora todo es oscuro,

domingo, 18 de noviembre de 2012

Yo quiero ser una naranja.

¿Por qué no puedo ser una naranja?¿Por que no puedo ser un gato o una bola de árbol de navidad?¿Por qué no podemos ser las cosas que deseamos?
Pues yo quiero ser una naranja, ser una cosa redonda y naranja, una cosa que ruede y que sea feliz en la encimera de una cocina o en la rama de mi madre árbol. ¿Por qué no podemos ser lo que queramos?  Puede que no lleguemos a hacerlo realmente, puede que se trate todo de imaginación, pero es una de las cosas que tiene la vida: la capacidad de utilizar cualquier fantasía para que podamos ser felices. Poder ser una mesa, un pino, la mirilla de la puerta de tu casa. Todos y cada uno de nosotros podemos ser lo que queramos, podemos sentirnos como queramos y ser felices de esta forma. Por lo que hoy seré una taza, mañana un boli, pasado una bombilla y finalmente seré una naranja para pasar el resto de mi vida así.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Hiedra.

La hiedra seguía allí, tal y como la recordaba, tal y como se había mantenido durante aquellos años en las frías paredes de aquella casa. El bosque rebosaba humedad, miles de brumas se formaban allí cada año, dándole al bosque un aspecto misterioso y a la vez mágico. La casa se encontraba en el corazón de aquel bosque, oculta por la humedad y la hiedra, bastante cerca de un río que las hierbas tapaban hasta hacerlo prisionero.
No era la primera vez que acudía allí. Aquella casa, ahora derruida y destartalada, formaba ya parte del bosque, como si se tratara de un elemento propio de él. Aquella casa había sido nuestro refugio, o mejor dicho, mi refugio, un lugar donde pasaba mis hora de soledad con la única compañía que el murmullo del agua y el susurro de las ramas. Aun así hacía tiempo que no acudía mi refugio, demasiado tiempo diría yo, la naturaleza se encontraba más salvaje pero seguía siendo el mismo lugar de siempre. Las mismas sensaciones, la misma confianza, la misma magia de entonces...
Llegabas tarde, llevaba ya esperándote durante un rato y te retrasabas. Ambos nos habíamos separado con el tiempo. Yo me fui a Madrid, dejando atrás nuestra amada Galicia, a cumplir mi sueño de estudiar literatura y con el tiempo llegar a ser escritora. Tu te marchaste, lejos, a un sinfín de países y lugares, a vivir aventuras... Estuviste en Italia, Francia, Escocia, Irlanda...lugares donde a mis ojos se podrían haber cumplido todos nuestros sueños... Aquel verano antes de partir sería nuestro último verano juntos. Recuerdo con claridad cada una de las noches en aquella casa en medio del bosque, alejados de la gente del pueblo, disfrutando de cada instante contigo. El día de la despedida quedé destrozada, no quería perderte, no quería dejar que te marcharas. No quería entender que tu sueño era viajar y vivir aventuras y que lo peor de todo es que yo también querría haber vivido aquel sueño contigo. El miedo, mi inseguridad, mi temor... aquello era lo que había conseguido echarme atrás, dejándome aprisionada en Madrid, leyendo aventuras de los demás y sin vivir las mías propias.
El tiempo pasó. No hubo ningún día que no te hubiera echado de menos, no hubo ningún día que no te recordara. Entonces fue cuando decidí encontrarte. Investigué, pregunté, intenté por todos los medios posibles averiguar en qué lugar del mundo te encontrabas. Y así, sin más, me encontré a mi misma en Nueva York, paseando por cada una de sus calles, perdiéndome entre los paseos del Central Park buscando tu mirada en los rostros de la gente. Allí no te encontré, llegué tarde y tu no tenías teléfono, pregunté y supe que en esos momentos te encontrabas en San Petersburgo y decidí seguir tu rastro. Aquel rastro y mis ansias por encontrarte me llevaron de ciudad en ciudad, de continente en continente. Aprendí a vivir aventuras, aprendí a buscarme la vida y aprendí a superar mis miedos para acudir en tu búsqueda. Todo lo que soñaba se hizo realidad, llegué a lugares donde jamás me hubiera imaginado que me encontraría: Cachemira, Bagdad, Paris, Florencia, Viena... Pero nunca llegué a encontrarte... Cada vez que encontraba donde estabas tu ya te habías marchado y así, sin más, llegó el día donde perdí tu rastro.
En aquel momento decidí volverme a Galicia, volver al lugar que me había visto nacer para alejarme de todo. Pasé una temporada allí sola, donde pude escribir y publicar mis primeros libros. Había logrado lo que había soñado, y todo gracias a tí...
Los meses pasaron y en una de las presentaciones de mis libros en Santiago apareciste. Pasé un largo rato mirándote, estudiando cada facción de tu rostro intentando averiguar si eras tu realmente. Había pasado los años, tu cada había cambiado, tus rasgos se había vuelto más fuertes pero seguías siendo tu, tus ojos parecía haber vivido cosas increíbles pero pese a todo aun seguías siendo tu.
Cuando terminé la presentación acudí a ti. Mi corazón parecía estallar en aquel momento, estaba nerviosa, no podía creer que fueras tu. En el momento en el que me acerqué a ti sonreíste, sonreíste y después me diste un papel donde pude leer "ven a buscarme en el lugar donde nos encontramos". Después de aquello te acercaste hasta mi y me besaste, haciéndome recordar todo lo que tu y yo pasamos. En ese momento me quede perpleja, no sabía como debía reaccionar. Había pasado miles de noches pensando en cómo sería nuestro encuentro, pensando en qué debía decirte, cómo reaccionaría. Pero en aquel momento me quedé de piedra. Tu lo notaste "Mañana te veré, a la misma hora de siempre" me dijiste, y sin más desapareciste oculto en un taxi.
Y allí estaba yo, esperándote. Aquel había sido nuestro lugar desde que te conocí. Yo te mostré ese lugar y fue allí donde dormimos abrazados a la luz de la luna cada una de las noches de verano entre la hiedra. Poco después apareciste entre la vegetación, intentando no tropezar con las raíces y plantas. Nos fundimos en un abrazo, te echaba tanto de menos... Aquella noche serías para mi. Aquella noche sería nuestra. Aquella noche volvimos a dormir abrazados dentro de aquella casita, recordando los viejos tiempos e inciando los nuevos tiempos que nos esperaban. Allí, en nuestra Galicia natal volvimos a encontrarnos y a amarnos, entre el frescor de las hiedras, en aquel bosque donde antaño vivieron las Meigas y cuyo hechizo ya nos había atrapado.
 Allí, en aquel bosque, fue donde volví a ser realmente feliz junto a ti.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Lluvia.



Corría rápidamente, las calles cada vez se mostraban más laberínticas, no sabía hacia dónde iba y la lluvia era la culpable de ello. Apenas podía ver nada, mi cabello largo y pelirrojo me impedía ver más allá aunque no me importaba. Tan solo quería huir de aquel ser, huir de aquel ser que en un segundo me acababa de demostrar cómo era realmente.
Habíamos quedado aquella noche en su casa. Él vivía en un pequeño apartamento situado en el centro de la ciudad, llevábamos dos meses saliendo. A mi no me apetecía mucho quedar con él aquella noche, estaba cansada y necesitaba descansar. Aun así él insistió, alegando que necesitaba verme. Acudí al piso no muy convencida pero a fin de cuentas era él, le quería, o al menos eso suponía en el momento en el que crucé la puerta. Cuando entré tuve un mal presentimiento, como si intuyera que no debía estar allí, había algo extraño. Cenamos y en aquel momento me di cuenta de que era él el que estaba extraño. No me gustaba la forma que tenía de mirarme, me miraba fijamente, con un brillo de malicia en su mirada. 
Nada más terminar de cenar él se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Comenzó a besarme en el cuello lentamente y noté cómo sus brazos se aferraban aun más fuertes sobre mi cuerpo.
-Debería irme. En serio hoy no estoy de humor- musité, intentando escarpar de aquella prisión que había creado con su cuerpo- El próximo día...
Pero no me dejó salir. Intenté tomármelo a broma, como si aquello no fuese más que un juego suyo pero intuía que algo serio pasaba. Con aquello que le había dicho él debía haberlo intuido. Aquella noche no quería hacer nada con él.
-Hace mucho que me dijiste que lo haríamos- me musitó el al oído- Me muero de ganas... no deberías estar tan tensa. Llevamos un mes...¿No crees que ya es hora de que lo hagamos?
-He dicho que no, ya te estoy diciendo que no estoy de humor…
-No me hagas repetírtelo dos veces.
Volví a mirarle fijamente, todo aquello iba en serio. Él nunca antes se había mostrado así conmigo, tampoco nos conocíamos desde hace mucho tiempo pero siempre me había tratado bien. Él era guapo, demasiado guapo quizás. Eso había hecho que las anteriores semanas me replanteara si le quería de verdad, si era realmente para mí, esa era la verdadera razón por la que aún no había llegado a hacerlo con él. Pero descubrí que tan solo era un cuerpo del que me había encaprichado, un cuerpo que yo misma había idealizado, confundiéndome. Había dejado al chico perfecto por estar con él. Había traicionado a la persona que más me había querido en este mundo, y sólo por un cuerpo que en aquel momento me repugnaba. No había sabido valorar las cosas, no había sabido apreciar las cosas. Yo aún le quería, jamás debí haberlo dejado…
En ese momento me empujó y caí al suelo violentamente. Seguido de esto se puso encima de mí. Comencé a gritar e intentar escapar de allí, alargué mis brazos intentando apartarlo de mí pero enseguida me cogió de los dos brazos, impidiendo que los moviera. Gritaba y gritaba, intentando que me oyeran, intentando que alguien se diera cuenta de lo que pasaba y me ayudara. En aquel momento me golpeó en la cabeza brutalmente, haciendo que perdiera el sentido durante unos instantes. Instantes que él aprovechó para levantarse rápidamente, coger una cuerda que se encontraba en un cajón y atarme las manos juntas. Su fuerza era mucho mayor que la mía, cualquier movimiento que realizaba era cortado por sus manos.
Se desabrochó los pantalones y se los bajó, dejando al descubierto su miembro, ya dispuesto para realizar el acto. Empezó a tocarme, a recorrer todas las zonas de mi cuerpo. Aquello me repugnó e intenté rodar pero él me lo impidió. Siguió tocándome hasta que comenzó a desabrocharme mis pantalones. Seguí gritando mientras las lágrimas resbalaban por mi rostro. En ese momento hice acopio de mis últimas fuerzas, deseando que fueran suficientes para poder salir de aquella pesadilla. Él estaba ya entrando en mi cuerpo y en ese momento comencé a mover mi cuerpo violentamente. No sabía que ocurría exactamente, cerré los ojos pero noté como el peso que se cernía sobre mi cuerpo se desplazaba y una de mis piernas chocaba violentamente contra él.
Abrí los ojos rápidamente y me le encontré, desconcertado, a mi lado. En ese momento me levanté, aprovechando su confusión, y comencé a correr. Conseguí abrir la puerta pese a tener las manos atadas y corrí por los pasillos mientras mordía con mis dientes la cuerda que aprisionaba mis manos.
Afuera llovía pero me daba igual, ya con las manos libres comencé a correr, para poder salir de aquel lugar. Corrí y corrí, no sabía si él me perseguía pero no quise comprobarlo. Mi cuerpo pedía que saliese de allí, que me alejara, que me fuera al lugar que fuese.
Era ya tarde y apenas se veía a gente por la calle, no sabía hacia donde iba y en aquel momento te encontré. No sabía a ciencia cierta si eras tú, si sería mi imaginación pero realmente eras tú, bajo un paraguas de color negro. Me puse delante de ti y a pesar de mis ojos llorosos pude ver que no habías cambiado nada. Te había echado de menos, aun seguía queriéndote.
Corrí a abrazarte y en ese momento tu dejaste el paraguas en el suelo para corresponderme. Me abrazaste, me perdonaste a pesar de haberte abandonado, aun seguías queriéndome. La lluvia caía y empapaba aun más nuestros cuerpos. Esa lluvia parecía que nos renovaba, que nos impulsaba a volver a nacer, a volver a estar juntos pues nunca debimos separarnos.
La lluvia seguía cayendo. Tu seguías abrazándome.  

domingo, 4 de noviembre de 2012

Tu.

Ha pasado ya más de un año. El día 1 de Noviembre hizo ya un año desde que empezó todo. Pensé que ya todo había terminado, pensé que jamás volvería a estar mal. Ahora no estoy seguro de nada...

Te volví a ver, volví a verte, y, sin quererlo, volví a recordarlo todo. Recordé toda la historia, recordé todo lo que pasó, cómo me trataste... Ahora no se como me siento, no se si hay una parte de mí que aún piensa en ti y no quiero eso. No quiero volver a pasar por eso nunca más y menos por ti, dado que se que jamás ocurrirá nunca nada y tan solo lo que conseguiría sería hacerme mas y mas daño a mi mismo.

Quiero olvidar, dejar de pensar en todo esto y poder continuar hacia delante. Estoy cansado de tener que pensar siempre en lo mismo y  ver que cada vez que avanzo, tenga que volver hacia atrás y observar con mis ojos como lo que he avanzado de destruye ante mi... Estoy cansado, cansado de todo esto ¿Qué fue lo que vi en ti? ¿Qué fue lo que me hiciste? ¿Por qué tiene que pasar todo esto?...

domingo, 28 de octubre de 2012

Two.

Se despertó sudando aquella mañana. Le dolía todo el cuerpo. Había pasado la noche en la playa, se había quedado dormido entre las rocas y la arena, escuchando el murmullo del mar. Estaba amaneciendo y pasó unos instantes contemplando aquel inmenso azul del que salía un gran disco rojo. Sabía que más allá de aquel mar de azules se encontraba otra tierra, un lugar diferente donde se encontraba aquello que deseaba. Pero aquello estaba lejos, ya nada quedaba que le atara a aquella isla, sus recuerdos quizá. Pero aquellos recuerdos se desvanecían poco a poco...

Necesitaba cambiar, dejar todo lo anterior para nacer de nuevo, para iniciar una nueva vida lejos de allí. Todo lo bueno de allí era tan frágil como si se tratara de un castillo de naipes. Un castillo que podía derrumbarse en cualquier momento y él lo sabía. Sabía que debía ser valiente y tener la fuerza suficiente como para salir de allí y forjar una nueva vida en cuanto tuviera oportunidad. Fuera de allí sería duro, siempre es duro empezar en un sitio nuevo, pero era algo que necesitaba. No sabía si saldría bien, si sería feliz en aquellas tierras pero... debía intentarlo.

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Bipolar?

Me es muy extraño ver cómo me siento, ver cómo los estados de ánimo varían en cuestión de segundos. Es raro, es extraño.  Sientes cómo te desvaneces en el aire, cómo te hundes en las profundidades para ascender de nuevo hacia la luz. Pero esa luz puede volverse oscura, y hacer que vuelvas a enfundarte en nieblas. No sabes lo que quieres, no sabes como te sientes, no sabes como deberías sentirte...

Me siento mal, me siento pequeño en este mundo tan grande, no se cómo continuar, no se como sentirme. No se que hacer para sentirme al igual que los demás, quiero ser igual que los demás, quiero que la gente me vea como ven a las demás personas...

sábado, 20 de octubre de 2012

Personas.

A veces recuerdo a la gente que pasa por la calle. Otras veces no. Muchas veces podemos encontrarnos con la misma persona y sin embargo no darnos cuenta que se trata de la misma. Estamos acostumbrados a caminar por las frías calles de piedra, sin prestar más atención que a nosotros mismos. No somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, estamos tan absortos en nuestros propios problemas que olvidamos lo que tenemos delante.

Todas las personas esconden algo. Todas las personas tienen algo en común con nosotros mismos, cada una de las personas es un reflejo de una parte nuestra. Cuando la gente camina esto se olvida, se olvida de los rostros, de las facciones de cada persona. En ese momento en el que nuestra mente viaja entre brumas lo demás que pertenece frente a nosotros se difumina, se pierde en el tiempo bajo la sombra del olvido. Olvidamos un montón de cosas, y en parte eso hace que seamos más felices, pues la ignorancia nos hace sentirnos más seguros.

Cada persona tiene sueños, miedos, aspiraciones y de alguna manera una parte de ellos encaja con nuestra propia historia. Dos personas que podrían quererse caminan por la calle, ambas enfrascadas en sus pensamientos, y pasarán de largo sin darse cuenta de lo que esto supone. Ambas no se mirarán, tan solo mirarán al frente sin darse cuenta de lo que sucede, pensando en su propia vida, en las cosas que tienen que hacer: sus obligaciones, las cosas que deben hacer y que les impide ver la vida con claridad, embotellados en una vida vacía...

jueves, 18 de octubre de 2012

Recuerdos del pasado: Junio 2012

No pensar. No pensar. Mirar a la pared. Estarse pasando el tiempo, mirando a la pared. Sin pesar. No tienes que pensar, porque no puedes arreglar nada pensando. No. Estás aquí quieto, tranquilo. Tú eres bueno, tú has querido hacerlo bien. Todo lo has hecho queriendo hacerlo bien. Todo lo que has hecho ha estado bien hecho. Tú no tenías ninguna mala idea. Lo hiciste lo mejor que supiste. Si otra vez tuvieras que volver a hacerlo...
¡Imbécil!
No pienses. No pensar. No pensar. Estate tranquilo. No va a pasar nada. No tienes que tener miedo de todo. Si pasa lo peor. Si te ocurre lo peor que te pueda ocurrir no pasa nada, ya lo has pasado mal otras veces. Has intentado hacerlo todo bien... No pasa nada, puedes vivir sin ello, acabarás acostumbrándote a vivir sin ello. Ahora tienes que tranquilizarte, no pensar en ello. Podrás salir adelante, podrás hacerlo. Nada puede hacerte daño, nada puede aquí, nada. Tú estás tranquilo. Yo estoy tranquilo. Estoy bien. No puede pasarme nada. No pensar tanto. Es mejor no pensar.
(Inspirado en Tiempo de Silencio)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Odamae.

Ella se levantó. Estaba deseando terminar, quería terminar cuanto antes para poder ir hacia allí. El pasillo era amplio, grande y continuaba con suciedad. Debía acabar aquello pronto si deseaba verla también a ella. Sabía que nunca podría encontrar una oportunidad como aquella y, de desperdiciarla, jamás podría salir de allí, de modo que puso todo su empeño en terminar cuanto antes, en terminar y salir sin ser vista de aquel gran caserón que hacía las veces de prisión para ella. Sus amos aún dormían, con un poco de suerte permanecerían en ese estado durante al menos una hora más, de modo que bajó rápidamente a la cocina y salió por la puerta para llegar al jardín descuidado que albergaba aquella mansión.

Pronto los árboles se tragaron su cuerpo y apenas su figura se distinguía de entre la vegetación de aquel bosque en el que se convertía aquel jardín. Pronto alcanzó el muro que delimitaba la propiedad, concretamente una parte derruida, lo que posibilitaba la huida de aquel lugar. Continuó avanzando, intentando darse prisa en llegar a lo más profundo de aquel bosque, el lugar donde solía pasear aquella misteriosa mujer que tantas cosas le había enseñado.

Pronto llegó a lo más profundo y allí, como esperaba, se hallaba sentada bajo un manzano una hermosa mujer de cabellos oscuros. Vestía una túnica violeta, sus ojos eran verdes como la floresta y en ellos parecía residir la sabiduría infinita. Sonrió en cuanto vio a Odamae, la estaba esperando, sabía perfectamente que la chica acudiría a aquel lugar. Sin decir una palabra la bruja se levantó y paseó alrededor de Odamae, se acercó al manzano y tomó una manzana. La observó durante unos instantes, antes de arrojarla al suelo, a unos poco metros alejados de ellas. Pronto la bruja cerró los ojos para concentrarse y al abrirlos la manzana comenzó a cambiar. La manzana se abrió y de las semillas comenzó a germinar la planta y brotaron numerosas ramas, llegando a formarse un hermoso manzano, igual al que pertenecía aquella manzana. Odamae observó todo esto con los ojos abiertos y aquello le recordó porqué admiraba tanto a aquella mujer y lo mucho que deseaba llegar a ser como ella.

La dama se acercó a Odamae y le tendió un paquete que acababa de sacar de uno de sus bolsillos. Odamae  lo miró con curiosidad y lo abrió. Se trataba de una baraja de cartas, una baraja de tarot. Ella había oído hablar de aquellas barajas, y de gente que lograba cosas increíbles con ellas. Miró entonces a la bruja
-Aprende a entenderlas- le dijo- Con estas cartas tendrás el poder de descubrirte a ti misma, el poder de saber quién eres y el poder de conocer el mundo. Este es el primer paso para poder entrar en el mundo de la magia.

jueves, 11 de octubre de 2012

Octubre

Jamás olvidaré aquellos días, en aquel momento donde descubrí aquello. Nunca antes había hecho nada parecido, nunca antes fui tan feliz. Antes me apartaba, antes deseaba quitarme en cuanto aquello empezaba. Aquello no me gustaba, aquello me incomodaba. Me incomodaba de tal manera que se hacía insoportable... Ahora no, ahora he aprendido que eso que tanto me aterraba puede ser algo bueno, algo bueno que ayuda a que yo sea feliz, y creo que ha sido bueno porque eras tu el que estaba a mi lado. Has sido tu quien ha conseguido que aquello me haga feliz. Gracias por despejar los nubarrones que se formaban en mi mente. Gracias por permitir que pueda ver la luz de nuevo.

martes, 25 de septiembre de 2012

Septiembre

No se que hacer en estos momentos, ahora mismo todo el muy diferente. Todo el muy diferente pero yo sigo siendo el mismo. No entiendo porqué me cuestan tanto estas cosas, cosas que todo el mundo sabe  hacer.  Cosas con las que nadie tiene problemas. Me gustaría cambiarme a mi mismo y convertirme en una persona diferente. Una persona segura de si misma que sea capaz de realizar cosas de gente normal. Todo ahora es muy complicado...
Lo que más me preocupa es que hace dos noches volví a soñar contigo...¿Es cierto que puede que aun sienta algo por ti?...

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Today

Estoy aquí sentado, escribiendo con mis dedos sobre una mesa de madera pequeña. Ya nada va a ser igual, ya jamás será todo como antes. Las cosas han cambiado, ahora son mas difíciles, o puede que no. Ahora ya hay una ventana, una ventana amplia en la que el cuadro del Nacimiento de Venus que había sobre aquella antigua mesa ya no esta. Eso ya es pasado, un pasado ya lejano en aquella otra ciudad lejana. Ahora aquí hay una ventana, grande, con unas cortinas azules tan finas que se adivina lo que se encuentra detrás, un patio antiguo pintado de color blanco. Ahora será aquí donde escriba, ahora será aquí donde lleve mi nueva vida.

jueves, 19 de julio de 2012

Recuerdos.

No pienses, es mejor no pensar... La cabeza da vueltas. Todas las cosas dan vueltas. Todos estamos cansados, todos tenemos esa sensación encima. A cada uno de nosotros alguna vez no ha golpeado la felicidad en la cara, tan fuerte... que se ha escapado de nosotros. La felicidad, esa cosa que todo el mundo anda buscando por toda partes y que de poner tanta ansia en encontrarla, jamás llegaron a ver un ápice de su esencia....

A veces es bueno encerrarnos en nosotros mismos. A veces es mejor desconectar, largarnos de este mundo, dejarnos en paz a nosotros mismos y al resto del mundo... De esta forma hay veces que así podemos pensar, o no pensar... eso depende de la forma en la que se mire. Simplemente se trata de dejar como tus pensamientos atraviesan tu mente como si se trataran de una flecha, o de un rayo de luz que se desvanece al instante...

El inconsciente es capaz de jugarnos malas pasadas. Nunca llegaremos a entender del todo nuestro propio subconsciente, de hecho ahora mismo, mientras escribo estas palabras, emergen palabras diferentes de mis manos que no coinciden con las que mi mente quiere escribir. Palabras diferentes que para mi carecen de significado pero que de alguna forma u otro mi mente quería hacer que aparecieran. Es extraño el tener que explicar algo así, más que nada porque se trata de algo que puede apenas tener importancia para nosotros, algo que realmente no sabemos que quiere decir....


Anoche soñé contigo. Hacía muchísimo tiempo que no soñaba contigo y jamás pensé que volvería hacerlo. Solo me hablabas. Hablabas y hablábamos y en el momento de despertarme no recordaba aquel sueño. Sin embargo, tu apareciste en aquel momento en mi mente. No sabía porqué, hacia mucho tiempo que tampoco me despertaba pensando en ti. Después recordé el sueño, recordé ver letras y letras. Hablábamos por ordenador. Las letras en mi mente permanecen borrosas, yo solo se que hablamos. Hablamos y nada mas...
¿Qué significa? ¿Qué quiero decirme a mi mismo? A lo mejor era algo que quería decirme a mi mismo... Algo de lo que debía estar prevenido, o simplemente solo quería recordar algo que se que mi mente jamás será capaz de olvidar...

Hola (Simplemente).

Supongo que ya era hora de hacerme un blog. Hacía tiempo que tenía ganas de hacerme uno, por eso de escribir en el ordenador y demás. Estoy realmente cansado y parece que las teclas del ordenador funcionan más rápidas que un bolígrafo sobre el papel. Además, ¿no es en realidad la acción de escribir plasmar sobre un lugar las sucesiones de nuestros pensamientos? De esta forma puedo escribir más rápido, puedo pensar más rápido...
No se si alguien leerá esto, sinceramente no me importa. Esto es algo que hago para mi, necesito plasmar mis pensamientos, necesito algo que me ayude a seguir viviendo. Mucha gente que lo pudiera llegar a leer calificaría estos textos como sacados de la mente de un loco, una persona sin rumbo fijo que intenta buscar su lugar en el mundo...