domingo, 18 de mayo de 2014

G.U.Y

Estabas cansado, cansado de muchas cosas. Parecía que no te bastaba con la vida que tenías, esa vida que realmente te había hecho tan tan tan feliz. Tenías tu propia personalidad, tus propios gustos, tus propias ideas y gente que de verdad te entendía. Pero parecía que todo eso no era suficiente.
Empezaste a plantearte todo eso, empezaste a sentir que estabas aburrido o simplemente que aquello estaba durando demasiado, realmente no lo sé. Solo sabías que estabas cansado de ser buena persona y de tener una vida conmigo.
La tensión comenzó, una sensación como si quisieras estallar en cualquier momento. Ya las cosas estaban sacándose de quicio y ni si quieras sabías por qué. ¿Por qué lo hiciste?¿Qué te hizo cambiar de idea? Habíamos pasado horas y horas hablando sobre esa gente, hablando sobre ellos con un toque de fascinación, de intriga, habíamos intentado entender cómo funcionaba su vida. Y de ello no me arrepiento, y reconozco que en determinados momentos esa vida me ha parecido fascinante, como si llevar esa vida fuera la solución hacia tus problemas.
Pero después miras tu al rededor y comprendes que no, que esa vida nunca será jamás para ti, que no encajas, que es una vida vacía, que nunca te aceptaran y que tampoco tiene importancia si lo hacen o no. Hay cosas que nunca van a poder ser y de las que me alegro porque sé que si hubiera llegado hasta allí no hubiera conseguido nada. Pero tú no, tú querías vivirlo, echar por tierra todo lo que habías conseguido y empezar a distanciarte, a despreciarme y a hacer como si todo entre tú y yo hubiera sido un sueño lejano.
Y entonces llegó ese momento, ese momento en el que veía que tú pasabas de mí y empezabas a verte con otra gente, veía cómo reías y reías y cada día estabas más entusiasmado con aquellos nuevos amigos. Tú sabías que ellos eran los guays, que si te juntabas con ellos tú con el tiempo acabarías siéndolo también, igual que ellos, uña y carne entre cientos de luces de diferentes colores.
Al principio me lo contabas, al principio parecía que algo aún te seguía atando a mí, que esas nuevas amistades parecían un pequeño juego que se terminaría pronto, pero poco a poco fui viendo que no. Te alejabas y te perdías, haciendo lo que he mencionado antes, transformar todo lo que habíamos sido en un sueño lejano.
Yo solo podía quedarme a observar cómo todo cambiaba y cómo todo lo que antaño habíamos despreciado con centellas de envidia acababan por abrazarte como si hubieses destinado a ello pese a todo lo que había pasado. Ibas con ellos, mirabas por encima del hombro, yo ya no era suficiente para ti, y cuando salíais de fiesta ya nadie podía interponerse en tu camino. Cada noche conseguías a un hombre diferente, cada día pasabas más tiempo preocupado en qué ponerte o en qué nuevo corte de pelo querías hacerte. Era el momento para sentirte el más deseado, el más guay entre tu grupo de amigos, el más valiente y sin embargo el más gilipollas para mis pensamientos.
Empezaste a creer todo lo  que la gente decía, todo lo que la gente te ofrecía con el fin de intentar ser tus amigos. Cientos de hombres te deseaban en esos momentos y tú eras el más feliz del mundo. Docenas de números de teléfonos entraban nuevos en tu agenda cada noche para, después de quedar con ellos, borrarlos de tu teléfono al igual que de tu mente.
Esa era la vida que querías, ese era el tipo de amor que querías, ese era tu amor hacia el deseo y hacia el egocentrismo. Era el momento de quererte a ti más que a nadie en el mundo, el momento en que ser un egoísta y mirar solo para ti. Era la gran historia del amor entre tú y tu espejo.
Pronto te echaste novio, parecía que estaba bien eso de tener a alguien fijo por así decirlo. Así era más divertido liarte y follarte a tus ligues: un novio, un riesgo. El sexo era mucho más divertido cuando sabías que le estabas poniendo los cuernos a tu novio y tenías la posibilidad de que te pillaran. Era sencillo, habías tenido a todos los hombres del mundo, tenías la libertad de tenerlos a todos, ahora querías la prohibición para tenerlos a todos.
También te pareció divertido hablar de tus nuevos amigos a los demás, sentirte mucho más inteligente y mucho más importante contando cotilleos sobre ellos a ese tipo de gente que haría lo que fuera por tener amistad con ellos. Un tipo de gente como la que fuiste tú hace mucho tiempo.
Te gustaba sentir que lo controlabas todo, que podías hacer lo que quieras incluso saliendote de las reglas. Sin embargo comenzabas a entender que ellos también sabían jugar y que tu novio hacía lo mismo que tú con otros hombres. Él era igual que tú, un hombre que tuvo a todos los hombres y que ahora quería la opción de no conseguirlos tan fácilmente.
Tus nuevos amigos también contaban cosas tuyas, cosas íntimas que les contaste intentando que gracias a ello la amistad creciera con más rapidez. Tan solo eras un tonto que ha pensado que tenía todo el mundo entre sus manos y que todo podías solucionarlo con tal de llevar ropas bonitas.
No sé cómo de distante estaba en ese momento tu sentido de la realidad, pero tú mismo te encargaste de romper ese mundo de cristal que poco a poco habías estado construyendo. Sé de sobra que no pretendías hacerlo, que hubieras sido lo suficientemente estúpido para haber vivido en aquella ciudad de cristal por siempre jamás. Pero aquella noche fue la definitiva, la noche en que todo se rompió en pedazos ante tus ojos.
Vi cómo comenzabas la noche, vi cómo salías lo más divino de la muerte con tu novio bajo el brazo. Los dos más guapos, los dos con más estilo ¿Cómo no van a acabar los dos juntos siendo tan perfectos? Qué irónico y qué estúpido es todo.
Vi cómo ibais los dos juntos con vuestros amigos, cómo entrabais en el mismo lugar donde estaba yo para ver, por tanto, cómo todo el mundo giraba sus cabezas para ver que estabais entrando. La noche acababa de empezar y el local prometía una fiesta memorable esa noche. Los dos bailabais, los dos reíais, los dos os abrazabais y mientras poníais la vista en otros hombres. La noche iba igual que otra cualquiera, todo risas y bailes una canción tras otra.
Y entonces te separaste de tu novio, te fuiste al baño y a saber qué cosa tomaste. Nunca te sentaron bien las drogas aquella noche debiste hacer el mayor ridículo de tu vida. Te vi liarte con un montón de hombres delante de tu novio para luego acabar dándote de hostias con él en la calle. Vi cómo montabas el espectáculo, vi cómo después acababas insultando a todo el mundo y vi cómo, en el momento en que debiste parar e irte a casa, seguiste deambulando por antros y lugares donde caíste más y más hacia el fondo.
Tocaste fondo, destruiste en un día todo lo que durante mucho tiempo llegaste a conseguir. No me enteré de todos los detalles, tampoco quise saberlos. Solo sé que de la noche a la mañana tu novio y tus nuevos amigos dejaron de hablarte para dejar paso al odio y al repudio. Ya no quieren saber nada de ti, les das asco. Es curioso cómo esa gente en la que tanto habías confiado ahora te devuelven lo que tú estuviste haciendo durante tanto tiempo. No debiste jugar tanto, te arriesgaste demasiado, no fuiste lo suficientemente listo como para controlar eso durante tanto tiempo.
Ahora estás solo, estás acabado ¿Y qué se supone que debería hacer yo ahora? He visto todo lo que ha pasado, he ido viendo cada uno de tus pasos por mi cuenta desde el momento en el que me dejaste de hablar. ¿Qué debo hacer ahora? Me encantaba que pasáramos tiempo juntos, me encantaba tu forma de hablar y la manera en la que me mirabas. Sinceramente me parecías alguien sensible, alguien inteligente, alguien que realmente valía la pena. Sentía que eras alguien igual que yo, alguien con quien podía hablar de todo durante horas sin preocuparme. Eras tú de lo mejor que tenía.
Y sí, admito que te quería, que adoraba pasar todos aquellos momentos hablando y estando juntos, era algo como mágico, y me conformaba con que me escucharas y sintiera que estabas ahí. Siempre me gustó la idea de pensar que pasaría algo entre tú y yo, siempre me gustó imaginar cómo por fin tú y yo estábamos juntos. Pero soy una persona muy estúpida, me daba miedo que me dijeras que no, me daba miedo que solo quisieras que fuéramos amigos.
Puede que si me hubiera lanzado nada de esto hubiera pasado, puede que sí hubieras sido capaz de decirme que sí y darme unos cuantos besos. Puede que hubiésemos seguido como siempre y no hubieras tenido esa puta necesidad de alejarte, de intentar se otra persona. No sabes el daño que me ha hecho que intentaras ser otra persona. No tienes ni la menor idea de lo que ha supuesto para mí verte así, mucho peor que el hecho de que no hablaras conmigo.
Jamás entenderé por qué lo hiciste, jamás entenderé por qué ademas yo te dejé escapar, por qué dejé que ocurriera todo ello. Supongo que pensé que no me escucharías, que yo no era lo suficientemente bueno para ti y, en fin, muchas tonterías que en ese momento pasaron por mi cabeza.
Sé que estás solo, sé que no vas a tener a nadie más, qué puede que sea lo que necesitas, pero me da miedo volver hacia ti. Las cosas ya no son iguales, todo esto que ha pasado me ha dejado descolocado. No sé lo que siento por ti, no sé si sigo queriendo que me quieras.
El tiempo dirá qué haré, el tiempo dirá quién eres realmente. ¿Has cumplido ya tus más oscuras fantasías o volverás a intentarlo otra vez?¿Volverás a ser tan estúpido? No sé nada. Solo pienso que ojalá nunca te hubieran entrado esas ansias de protagonismo que tanto daño nos han hecho...

domingo, 4 de mayo de 2014

PdC.

Una semana entera bebiendo, dos semanas enteras bebiendo, tres semanas bebiendo. Es como si quisieras cruzar el mar, llegar a la otra orilla solo que no sabes si te ahogarás en el camino. Has pasado más de tres semanas bebiendo, aún no sé si he llegado a ahogarme, si he llegado a perderme a mí mismo entre las olas o me he asfixiado por el hielo que había dentro de una copa.
Ya no sabes dónde estás, no sabes lo que quieres, es como una ausencia de algo. Una paz que necesitas romper. Sientes que es como un momento de transición, un momento en el que te distancias de tu realidad. Como ese momento en el que entras a ver una película al cine o una obra de teatro y durante unas horas te olvidas de quién eres y de todo lo que has vivido.
Podría decirse que estás en ese momento, un momento que ni siquiera entiendes. Muchas veces la gente te dice que qué te ocurre, qué te pasa. Nunca sabes responder, nunca sabes qué te ocurre en cada momento y lo peor de todo es que nunca es una vez igual a la anterior. Pasas tu vida entera sin saber qué te ocurre. Y eso muchas veces cansa, cansa porque no sabes quién eres ni qué quieres.
Hoy te has enfadado. Estás cansado de vivir esta situación, estás cansado de que todo pase igual. Ya no voy a seguir así, no voy a estar pendiente de cosas que sé que no van a valer la pena. El mundo no es tan complicado, no hace falta estar comiéndote la cabeza porque a alguien no le da la gana ordenar su cabeza. Cuando alguien no entiende su cabeza, o simplemente lo que pasa es que no quiere decirte la verdad debes pasar, dejarlo ir. Tienes que dejar ir esas cosas aunque te duela, aunque quisieras seguir intentándolo pero no puedes. No puedes seguir destruyéndote a ti mismo, es demasiado doloroso, demasiada rutina. Hacerte daño es una rutina, nunca para, pero llega un momento en el que duele demasiado y ya no quieres más. Te enfadas porque realmente la culpa no es tuya, te enfadas porque quieres estar bien pero ya están estropeando tu cabeza.
Por eso mismo tienes que dejarle marchar, no complicarte, no sufrir más. Dejar de pensar en él y saber que no eres tú quien tiene la culpa. Tú no has hecho nada malo, has intentado hacerlo lo mejor que has podido. Si él no ha querido que la cosa siga es porque le ha dado la gana a él y no puedes hacer nada.
Haz como que no existe, haz como si estuviera perdido, como si se borrara de tu memoria. Tienes que intentar que no venga a tu cabeza, que cuando pienses en él eso no duela. Y eso es difícil, pero no te queda otra.
De todas formas nunca llegaré a entender por qué la gente se dedica a romper tanto tu cabeza. Las cosas no son tan complicadas. Las cosas se dicen, se hablan. No tienes por qué pasarte más de dos semanas estando pendiente de qué va a pasar para llegar a un punto en el que ves las cosas no avanzan. No era necesario llegar a este punto. La gente debería ordenar su cabeza y dejar las cosas claras.

sábado, 3 de mayo de 2014

No existes.

No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes No existes.