domingo, 13 de diciembre de 2015

Riverside.

Era como si el río hubiera llegado al mar. Todo se había mezclado, se había desvanecido en algo que no podíamos separar. Era algo frío y forzado, como si hubiera costado que aquello pasara. Pero realmente había sido muy fácil, me había dejado arrastrar por todos aquellos ríos y allí habíamos terminado: todos juntos, perdidos y sin saber si con aquella unión habíamos ganado o perdido.
Ahora yo estaba en medio de todo. Había juntado todos los aspectos de mi mundo en uno solo y ahora no sabía qué hacer con todo ello. Los ríos crecían y crecían, cada uno iba por su lado, las cosas iban ocurriendo y lo único que podía hacer era observar e intentar entender qué estaba pasando, sin poder decidirme en cual de ellos navegar. Y ahora nos encontrábamos ahí, fluyendo en el ancho mar. Comprendiendo que todo lo que había tenido ha desaparecido, comprendiendo que al intentar juntar tantos ríos había terminando desbordando a todos.
Siempre me gustó navegar, siempre me gustó dejarme llevar por las situaciones y las personas. Es como que pienso que la vida tampoco necesita un control excesivo por parte de nosotros mismos. No necesitas luchar ciegamente por algo para que te vayan bien las cosas. No necesitas matarte a ti mismo para conseguir una situación porque de no hacerlo es fácil que te salgan bien las cosas. A veces no se necesita hacer esfuerzos para que seamos felices.
El caso es decidir por donde seguir cuando parece que las cosas no avanzan, cuando piensas que las cosas ya no tienen más de donde exprimirse y toda la frescura y sus creaciones ya no valen nada.
Yno sé es que todo está tan descontrolado que todo se desborda. Soñé que me hablabas, soñé que me pedías perdón, creo que he desarrollado una obsesión a que quieras pedirme perdón. Es el mismo pensamiento una y otra vez "¿Por qué no me pide perdón?¿Por qué no puedo asumir que jamás me lo vas a pedir?" y es que me siento absolutamente ridículo pensando en que aún mi mente no puede deshacerte de ti.
Puede que no me haya olvidado de ti porque realmente no ha pasado nada nuevo este año. Este año es como si todo se hubiera estancado, como si todo el mundo hubiera avanzado y yo no hubiera sido capaz de seguir adelante. Es triste pero el mundo seguía, el mundo continuaba con todo lo que la gente había soñado, como una escalera de esas que no tiene fin. La gente caminaba por aquella escalera mientras que yo parecía que me cayera debido a una enorme borrachera.
Y es que este año ha sido como una gran borrachera. Miles y miles de lagunas habitan en mi mente, miles de monstruos han nacido y se han criado en ellas. Es lo malo de las lagunas, no sabes qué monstruos tiene tu cabeza. No sabes a qué vas a tener que enfrentarte porque parece que ya lo has olvidado todo.
Pero yo nunca olvido, yo nunca me olvido de nada. Parece que desaparece, que se difumina, que se consume al igual que los cigarros y las colillas. Pero no, luego vuelve de la nada para hacerme aún más daño, para hacerme recordar que nunca seré capaz de olvidar. Lo que olvidamos y vuelve no siempre tiene que hacernos daño, eso es algo que a veces olvidamos. El problema es cuando lo que recuerdas te duele, cuando sientes que la situación más odiada vuelve a tu mente y te atraviesa con sus mentiras. Esas mentiras que dicen que aún te echo de menos. Esas mentiras que dicen que aún no he superado nada de esto. Esas mentiras que se hacen reales conforme pasan los segundos. Ya nada puede vencerlas.
Realmente es fácil cuando echas de menos a alguien. Es fácil porque no tienes que hacer nada más. Es fácil porque te acostumbras a ello y tu vida se vuelve más gris y nublada. No dejas de hacer tu vida, no dejas de pensar que algún día volverá o algún día será él que te eche de menos. Entonces se convierte en una rutina que se vuelve una tormenta de esas que poco a poco termina.
Lo difícil es cuando le odias.
Es un poco cortante el decir que odias a alguien, es algo muy cruel desearle el mal a alguien, desear que la vida le de su merecido por el hecho de haberte hecho tanto daño. ¿Es realmente egoísta pensar eso?¿Estás en tu derecho de desearlo o te has convertido en el ser más horrible del mundo? Y es que yo ya no estoy como para pensar ese tipo de estupideces. No me parece apropiado intentar destrozar mi mente pensando si estoy siendo buena o mala persona. El caso es que te odio, el caso es que quiero que lo pases mal, quiero que sufras lo mismo que sufrí yo por tu culpa y más aún.
No soporto ver que las cosas te van bien, no soporto saber que pese a todo lo que me hiciste sigues riéndote de mí en mi cara. Te odio tanto que me hago a mí mismo daño casi como cuando te quería. Te quería tanto que me destrozaba.
Pero desgraciadamente he aprendido que no te odio por todo lo que hiciste, ni porque yo no fuera nada para ti, ni por lo bien que te va todo ahora. He aprendido que te odio porque realmente me odio más a mí mismo. Que me odio porque yo soy lo peor que ha existido, he sido yo el que ha hecho absolutamente todo mal. He sido yo el que no vale nada.
Ni siquiera sé si te va bien o te va mal, ahora mismo no sé nada de ti. Pero mi cabeza se centra en pensar que sí, que por supuesto que sé todo sobre ti. Sé que eres feliz, sé que te va todo genial, sé que te ríes de mí. Sé todo eso porque es lo único que puedo usar para destrozarme a mí mismo.
Pero supongo que ahora tengo cosas realmente importantes de las que preocuparme. Tú no eres algo de lo que deba preocuparme. Creo que siempre ha sido eso, como que necesitaba preocuparme por ti porque sentía que la realidad era algo mucho más dañino. La realidad ser dispersa, la realidad cada día se aleja más, todo cada vez es más confuso y más roto. Ya solo estamos cansados. No tenemos ganas de arreglar nada y es triste, porque si las cosas se arreglaran las cosas no acabarían tan mal. Supongo que lo único que tenemos que hacer es dejarnos llevar, seguir esa corriente sin fin en la que en algún momento acabaremos ahogándonos. Ya pensaremos qué hacer en el momento de ahogarnos.
05/06/2015

Biophilia.

"Soy era la reina de las estrellas" se repetía una y otra vez. Lo gritaba, lo susurraba, se lo escribía en los brazos. No podía parar de decírselo a sí misma y nunca se lo perdonaría si llegase a olvidarlo.
Allí estaba ella, flotando entre las estrellas, observándolas una a una. Hacía años que había decidido convertirse en la reina de las estrellas. Hacía años que se deshizo de su cuerpo terrenal para volverse brillante y hermosa. Hacía años que había decidido abandonarse a sus gritos, a sus deseos, a sus decepciones. Hacía años que había dejado de ser ella misma porque no podía más, porque sus brazos habían comenzado a pesarle, sus párpados habían dejado de levantarse. El mundo se había vuelto tan borroso que dolía, y  ya solo era capaz de divisar las brillantes luces de las estrellas.
Por eso había decidido irse hasta las estrellas, por eso había abandonado todo lo que tenía. Las estrellas eran la única referencia real que había podido encontrar. Sus pequeños cristales le habían hipnotizado, sus luces, sonidos y musicalidades habían sabido aliviarla, alejarla de su angustia que había germinado en sus entrañas, Todo su mundo se había vuelto su mundo hostil y difuso.
Ahora es feliz, ahora piensa que es feliz. Ahora está en un baile eterno, en una canción que nunca quieres que termine, en un bocado que nunca quieres que termine. Ella gira alrededor de todas las estrellas en su cosmos celestial, sonriéndolas una a una sin importar que ellas lo hagan.
Sabe que no acabará nunca, que permanecerá para siempre en ese estado, que ella es como la sirena que amó una vez y tuvo que convertirse en estrella. Sabe que el dolor allá en el mundo era muy grande, que no puedes vivir con la angustia que provoca el rechazo ante lo que sientes. Era muy difícil sentir cosas allá en su vida. Era muy difícil levantarse por la mañana pensando que lo que sientes es algo inútil. Sabes que le quieres, sabes que nunca le tendrás. No hay nada más duro que sentir eso.
Y puede que no se lo mereciera, que pronto encontraría a alguien que le fascinara tanto y la amara de verdad., Pero parece que ya es algo muy cansado, que la estrellas estaban allí esperándola, ansiosas de que decidiera irse una termporada infinita con ellas.
Allí ya no siente ese dolor, allí es la reina de las estrellas. Allí permanecerá hasta convertirse en una de ellas y cuando en el futuro que llegue una nueva reina. Una reina nueva, dolida, que las cuide como ellas quisieron que las cuidara un hombre en la Tierra.