domingo, 28 de octubre de 2012

Two.

Se despertó sudando aquella mañana. Le dolía todo el cuerpo. Había pasado la noche en la playa, se había quedado dormido entre las rocas y la arena, escuchando el murmullo del mar. Estaba amaneciendo y pasó unos instantes contemplando aquel inmenso azul del que salía un gran disco rojo. Sabía que más allá de aquel mar de azules se encontraba otra tierra, un lugar diferente donde se encontraba aquello que deseaba. Pero aquello estaba lejos, ya nada quedaba que le atara a aquella isla, sus recuerdos quizá. Pero aquellos recuerdos se desvanecían poco a poco...

Necesitaba cambiar, dejar todo lo anterior para nacer de nuevo, para iniciar una nueva vida lejos de allí. Todo lo bueno de allí era tan frágil como si se tratara de un castillo de naipes. Un castillo que podía derrumbarse en cualquier momento y él lo sabía. Sabía que debía ser valiente y tener la fuerza suficiente como para salir de allí y forjar una nueva vida en cuanto tuviera oportunidad. Fuera de allí sería duro, siempre es duro empezar en un sitio nuevo, pero era algo que necesitaba. No sabía si saldría bien, si sería feliz en aquellas tierras pero... debía intentarlo.

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Bipolar?

Me es muy extraño ver cómo me siento, ver cómo los estados de ánimo varían en cuestión de segundos. Es raro, es extraño.  Sientes cómo te desvaneces en el aire, cómo te hundes en las profundidades para ascender de nuevo hacia la luz. Pero esa luz puede volverse oscura, y hacer que vuelvas a enfundarte en nieblas. No sabes lo que quieres, no sabes como te sientes, no sabes como deberías sentirte...

Me siento mal, me siento pequeño en este mundo tan grande, no se cómo continuar, no se como sentirme. No se que hacer para sentirme al igual que los demás, quiero ser igual que los demás, quiero que la gente me vea como ven a las demás personas...

sábado, 20 de octubre de 2012

Personas.

A veces recuerdo a la gente que pasa por la calle. Otras veces no. Muchas veces podemos encontrarnos con la misma persona y sin embargo no darnos cuenta que se trata de la misma. Estamos acostumbrados a caminar por las frías calles de piedra, sin prestar más atención que a nosotros mismos. No somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, estamos tan absortos en nuestros propios problemas que olvidamos lo que tenemos delante.

Todas las personas esconden algo. Todas las personas tienen algo en común con nosotros mismos, cada una de las personas es un reflejo de una parte nuestra. Cuando la gente camina esto se olvida, se olvida de los rostros, de las facciones de cada persona. En ese momento en el que nuestra mente viaja entre brumas lo demás que pertenece frente a nosotros se difumina, se pierde en el tiempo bajo la sombra del olvido. Olvidamos un montón de cosas, y en parte eso hace que seamos más felices, pues la ignorancia nos hace sentirnos más seguros.

Cada persona tiene sueños, miedos, aspiraciones y de alguna manera una parte de ellos encaja con nuestra propia historia. Dos personas que podrían quererse caminan por la calle, ambas enfrascadas en sus pensamientos, y pasarán de largo sin darse cuenta de lo que esto supone. Ambas no se mirarán, tan solo mirarán al frente sin darse cuenta de lo que sucede, pensando en su propia vida, en las cosas que tienen que hacer: sus obligaciones, las cosas que deben hacer y que les impide ver la vida con claridad, embotellados en una vida vacía...

jueves, 18 de octubre de 2012

Recuerdos del pasado: Junio 2012

No pensar. No pensar. Mirar a la pared. Estarse pasando el tiempo, mirando a la pared. Sin pesar. No tienes que pensar, porque no puedes arreglar nada pensando. No. Estás aquí quieto, tranquilo. Tú eres bueno, tú has querido hacerlo bien. Todo lo has hecho queriendo hacerlo bien. Todo lo que has hecho ha estado bien hecho. Tú no tenías ninguna mala idea. Lo hiciste lo mejor que supiste. Si otra vez tuvieras que volver a hacerlo...
¡Imbécil!
No pienses. No pensar. No pensar. Estate tranquilo. No va a pasar nada. No tienes que tener miedo de todo. Si pasa lo peor. Si te ocurre lo peor que te pueda ocurrir no pasa nada, ya lo has pasado mal otras veces. Has intentado hacerlo todo bien... No pasa nada, puedes vivir sin ello, acabarás acostumbrándote a vivir sin ello. Ahora tienes que tranquilizarte, no pensar en ello. Podrás salir adelante, podrás hacerlo. Nada puede hacerte daño, nada puede aquí, nada. Tú estás tranquilo. Yo estoy tranquilo. Estoy bien. No puede pasarme nada. No pensar tanto. Es mejor no pensar.
(Inspirado en Tiempo de Silencio)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Odamae.

Ella se levantó. Estaba deseando terminar, quería terminar cuanto antes para poder ir hacia allí. El pasillo era amplio, grande y continuaba con suciedad. Debía acabar aquello pronto si deseaba verla también a ella. Sabía que nunca podría encontrar una oportunidad como aquella y, de desperdiciarla, jamás podría salir de allí, de modo que puso todo su empeño en terminar cuanto antes, en terminar y salir sin ser vista de aquel gran caserón que hacía las veces de prisión para ella. Sus amos aún dormían, con un poco de suerte permanecerían en ese estado durante al menos una hora más, de modo que bajó rápidamente a la cocina y salió por la puerta para llegar al jardín descuidado que albergaba aquella mansión.

Pronto los árboles se tragaron su cuerpo y apenas su figura se distinguía de entre la vegetación de aquel bosque en el que se convertía aquel jardín. Pronto alcanzó el muro que delimitaba la propiedad, concretamente una parte derruida, lo que posibilitaba la huida de aquel lugar. Continuó avanzando, intentando darse prisa en llegar a lo más profundo de aquel bosque, el lugar donde solía pasear aquella misteriosa mujer que tantas cosas le había enseñado.

Pronto llegó a lo más profundo y allí, como esperaba, se hallaba sentada bajo un manzano una hermosa mujer de cabellos oscuros. Vestía una túnica violeta, sus ojos eran verdes como la floresta y en ellos parecía residir la sabiduría infinita. Sonrió en cuanto vio a Odamae, la estaba esperando, sabía perfectamente que la chica acudiría a aquel lugar. Sin decir una palabra la bruja se levantó y paseó alrededor de Odamae, se acercó al manzano y tomó una manzana. La observó durante unos instantes, antes de arrojarla al suelo, a unos poco metros alejados de ellas. Pronto la bruja cerró los ojos para concentrarse y al abrirlos la manzana comenzó a cambiar. La manzana se abrió y de las semillas comenzó a germinar la planta y brotaron numerosas ramas, llegando a formarse un hermoso manzano, igual al que pertenecía aquella manzana. Odamae observó todo esto con los ojos abiertos y aquello le recordó porqué admiraba tanto a aquella mujer y lo mucho que deseaba llegar a ser como ella.

La dama se acercó a Odamae y le tendió un paquete que acababa de sacar de uno de sus bolsillos. Odamae  lo miró con curiosidad y lo abrió. Se trataba de una baraja de cartas, una baraja de tarot. Ella había oído hablar de aquellas barajas, y de gente que lograba cosas increíbles con ellas. Miró entonces a la bruja
-Aprende a entenderlas- le dijo- Con estas cartas tendrás el poder de descubrirte a ti misma, el poder de saber quién eres y el poder de conocer el mundo. Este es el primer paso para poder entrar en el mundo de la magia.

jueves, 11 de octubre de 2012

Octubre

Jamás olvidaré aquellos días, en aquel momento donde descubrí aquello. Nunca antes había hecho nada parecido, nunca antes fui tan feliz. Antes me apartaba, antes deseaba quitarme en cuanto aquello empezaba. Aquello no me gustaba, aquello me incomodaba. Me incomodaba de tal manera que se hacía insoportable... Ahora no, ahora he aprendido que eso que tanto me aterraba puede ser algo bueno, algo bueno que ayuda a que yo sea feliz, y creo que ha sido bueno porque eras tu el que estaba a mi lado. Has sido tu quien ha conseguido que aquello me haga feliz. Gracias por despejar los nubarrones que se formaban en mi mente. Gracias por permitir que pueda ver la luz de nuevo.