No sé por qué lo sigues haciendo. Por qué después de tantos años sigues siendo tan estúpido como para hacer que te siga afectando de esta manera. Es como si de repente tu vida se volviera de él, como si perdieras toda tu libertad, tu autonomía de pensar lo que quieras para concentrar todo tu mundo en lo que se refiere a ese ser tan repugnante.
Sabes que vas a verle y lo único que te preocupa es cómo te va a ver él. Estabas con tus pintas de siempre, normal, ni arreglado ni desarreglado. Pero es que él sigue teniendo tanto poder sobre ti que no puedes permitir ir allí de cualquier manera no, tienes que encerrarte en el baño y lavarte, gastar tiempo peinándote de nuevo para que él te vea.
No sé, es como si ya me cansara todo este juego, es como si ya estuviera completamente cansado de ti. Me agotas, es como que pienso que ya no deberías estar más en mi vida. Ese tiempo pasó, es ridículo que siga viéndote y lo único que quiero es que me dejes en paz, que te vayas a otro lugar y dejes mi mente tranquila.
Y es que tú no te mereces nada, no creo que necesites la compasión de ningún ser humano. Y sí, esto puede sonar propio de una persona inmadura, de alguien que está consumido por el odio y que solo te desea lo peor. Pero el mundo ha de creerme cuando digo que eres de lo peor que he conocido.
Vamos a jugar a un juego, te atreves a proponer. Vas a hacer como que te interesas otra vez por mí, a revolver entre la mierda y a hacer como que eres lo mejor que me podría pasar. Si, eso es, se te da genial insinuarte y ser un asqueroso, ser alguien que parece que lo único que quiere es destrozarme la vida otra vez. Divertirte y pasártelo bien, a fin de cuentas eso es lo único que te importa.
Y casi lo conseguiste en su momento. Casi consigues que mi vida se convierta en un poderoso drama y nunca llegaré a entender qué ocurrió en mí para que eso se torciera y no fuera a más. Podía haberme obsesionado para siempre, que hubieran pasado años y años y años y seguir llorando porque aquel día no pude tenerte. Podía haberme condenado de una manera realmente ridícula, haber dejado de ser yo pero estoy realmente agradecido de que mi yo de entonces no permitiera que ocurriera eso. .
Yo antes habría llegado a ser el otro, ese que solo está ahí para hacer de segundo plato. Yo habría aguantado todo tipo de humillaciones. Yo habría aguantado ser ese ser olvidado y perdido que no aspira a otra cosa que no sea un poco de amor falso y promiscuo. Yo habría aceptado eso, me habría conformado con solo un poco de cariño, pero ahora la verdad es que me daría asco acercarme a ti. Ya sé que nunca volvería por ti. Ya sé que si algún día quisieras darme una oportunidad creada de tu asquerosa mente, sería lo suficientemente fuerte para mandarte a la mierda sin vacile y con toda la naturalidad del mundo.
Y es que vas por ahí buscando un aplauso que no te corresponde, un aplauso de esos que hace que se te rompan las manos, parece que quieres que te dejen sordo a base de aplausos. Puede que simplemente lo quieras porque no eres capaz de escuchar ni tus propios pensamientos.
La sensatez nunca fue algo que brillara en ti; la inteligencia, tampoco. Pero aún así has conseguido un montón de cosas, aún así has llegado más lejos que otras personas que a primera vista iban a llegar más lejos. Piensas que has llegado lejos, piensas que eres el mejor, que controlas todo lo que te rodea. Piensas que el mundo es tuyo, tu tablero donde eres el ganador cada día que te levantas.
Me parece despreciable la forma en la que tratas a las personas, ya no por tratarme a mí como me trataste. A mí la verdad es que eso me da igual, me ayudó mucho que me trataras mal. Me hiciste pasar el peor año de mi vida pero, a fin de cuentas, me diste tal dosis de madurez de la que realmente si debería estarte agradecido.
Muchas veces he pensado en agradecértelo, muchas veces he pensado en escribirte una carta o una nota muy muy muy estúpida donde te doy las gracias por abrirme los ojos. Parece que necesitara otra hostia para que se me quiten las ganas de hacer eso. Pero sí que es verdad, muchas veces pensé en lo buena persona que creía que eras. Yo te aplaudía, te adoraba, eras ese ser al que amaba admirar. Qué lejos queda ya todo eso.
Parece que la gente como tú nunca aprende, y es que no se da la situación en la que el mundo se empeñe el destrozarte. Tú no necesitas aprender, te va muy bien así. Eres un nómada entre la gente. Pasas por cientos de grupos, por cientos de lugares. Te gusta que la gente piense cosas geniales de ti. Te encanta dar pena a la gente. Te encanta que la gente piense "mira ese pobre chico que está un poco solo". Lo que luego ya no te parece tan divertido es eso que vean como eres realmente. Ya eso como que no interesa, es algo aburrido. Tu verdadero tú es aburrido. Entonces ya solo queda irte, irte antes de cagarla aún más y dejarlos a todos dudosos. Total, hay mucha gente en el mundo, aún queda mucha gente a la que engañar.
Nunca vas a aprender porque no te va a hacer falta, siempre queda gente a la que engañar y que desgraciadamente llegue a quererte.
Muchas veces pienso en la gente que llegó mucho más lejos que yo, toda esa gente que llegó a sentir que tú le correspondías. Toda esa gente ahogada en ilusiones en las que después escupías en un deseo de ahogarlos aún más.
Yo era demasiado joven para poder quererte. Yo solamente era un niñato que acababa de conocer a su primer amor. Nunca pensé que podría querer tanto a una persona. Nunca pensé que tú ibas a influir en mi día a día como nunca antes nadie lo había hecho. Recuerdo que me desgarraba cada mañana, que tu imagen era lo único que veía cuando me despertaba. Era horrible, era agotador porque tú siempre eras inagotable.
Parecía que nunca se acababan tus fotos, parecía que nunca se acababa tu presencia. Tú estabas ahí con más fuerza que nunca apareciendo en todos lo rincones de lo que era mi vida. De repente conocías a todos mis amigos. De repente todos mis amigos te adoraban. Tú eras aquel chico majo y maravilloso del que pensaban, con rabia, el por qué de que no te habían conocido antes.
Puede que sea realmente ese el motivo por el que viniste al mundo. Puede que vinieras para seducir, para enamorar. Puede que seas el elegido del destino para demostrar a las personas que el amor es una mierda, que siempre va a existir un gilipollas como tú para destrozarlo todo. Te encanta ser dios, te encanta crear y descrear. Te encanta ser un monstruo.
Y yo mientras solo pensaba en por qué el destino hacía que no pudiera tenerte. Por qué eras tan maravilloso y por qué me dolía tanto el que no estuvieras conmigo. Yo no era nada sin ti, sentía que no era nada y que cada día que pasaba una parte de mí moría más y más. Cada día me quedaba menos de mí mismo, cada día tenía menos cosas en las que pensar que no fueran tú. Recuerdo que me prometía a mí mismo, por las mañanas, que no iba a hablar de ti durante el día, que iba a decirle a todo el mundo que aquel día me encontraba bien, que ya no te necesitaba, que lo había superado y que era capaz de seguir con mi vida. Pero eso nunca sucedía, caía a los pocos minutos, caía porque sabía que no lo iba a conseguir, que todos los días de mi vida a partir de entonces iban a estar dominados por ti.
Me encantaría que algún día te destruyeras por completo, es lo malo de destruir a los demás. Destruir a los demás es fácil, es divertido, es tu oficio oficial. Pero también puedes olvidarte de cuidar de ti mismo. Tanta mentira, tanto egoísmo, tanto descuido acaba por pasarte factura. Poco a poco te vas consumiendo en tu propia persona. Tu eras como el mar, tu propio personaje se dejaba llevar. Él puede cansarte, puede desearte la muerte. Solo es cuestión de tiempo.
Y yo no es que te deseé el mal, solo que todo lo que has hecho a lo largo de los años me indigna y hace que me sienta aún más estúpido, Tú fuiste muy importante, tú eras lo mejor que yo pensaba que iba a tener. Me es difícil perderte la pista porque sé que en el fondo tú no quieres que la pierda. Te encanta que siga viéndote, te encanta saludarme y mirarme con esa cara de "soy lo mejor que nunca podrás tener". Desgraciadamente te conozco demasiado bien.
Y me jode, me jode muchísimo. Porque aunque hayan pasado ya varios años tengo que perder mi tiempo pensando en cómo me vas a ver.Tengo que perder mi tiempo deseando que cuando me veas te quedes impresionado. Impresionarte yo ¿De qué? Yo siempre te di asco. Yo siempre fui ese tío raro y feo de que te ibas a cachondear. Aunque hayan pasado ya varios años yo voy a seguir siendo el mismo y el que me vista mejor o peor no cambia nada. Por algo siempre fuiste alguien extremadamente superficial.
Pero bueno, mi mente sigue dándome órdenes sobre cómo debo comportarme ante tu presencia. Aún necesito de tu aprobación, aún necesito sentir que sigo siendo parte de algo porque si no siento que todo lo que ocurrió no ha existido.
Es bonito pensarlo de esa manera. Es bonito pensar que mientras siga haciendo este tipo de tonterías todo lo que ocurrió sigue siendo real, sigue siendo mi pasado y no algo que ya se ha quedado olvidado, muerto y desaparecido. Porque es eso, que puede sonar ridículo, pero al final sigue siendo mi pasado, y puedo tratarlo como me de la gana.
Puede que tenga razón sobre lo que pensé el otro día sobre eso de distinguir entre gente fija y gente borrosa. Puede que yo sea alguien borroso, alguien que no tiene algo fijo, alguien que no es nada y que busca amoldarse a cosas que desaparecerán pasado un tiempo. A veces me gustaría ser alguien fijo, alguien con una personalidad tan marcada como la tuya. Alguien a quién conoces de pocos días y ya sabes todo lo increíble que puede llegar a ser. Y es bonito, pero es difícil mantener tanto tiempo a ese personaje. Todos esos gustos, todo ese estilo. Mantener a un personaje es algo que me es imposible de hacer.
Y no estoy hablando de un personaje como algo negativo, hablo de personaje en el sentido de ser ya alguien. Alguien que está tan formado que no va a dudar nunca de sí mismo. Nunca vas a perder la confianza, es imposible que algo te salga mal con esa coraza que te has creado. Ahora eres invencible y puedes hacer lo que quieras.
Pero bueno, todo esto es algo a lo que ya me he acostumbrado, algo con lo que tengo que tratar hasta que sienta que todo se ha terminado. Quiero que se acabe, quiero que desaparezca, pero por más que pasa el tiempo pienso que cada vez el más difícil que esto se pase en unas semanas. Estas cosas llevan tiempo, estas cosas requieren paciencia. Tú eres alguien con mucha paciencia. Yo debo ser alguien con mucha paciencia. Por mucho que lo deseé tú siempre vas a estar ahí, tú siempre iras hacia mí. Y nunca sabré si es porque quieres tú o es porque lo deseo yo.
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