"Soy era la reina de las estrellas" se repetía una y otra vez. Lo gritaba, lo susurraba, se lo escribía en los brazos. No podía parar de decírselo a sí misma y nunca se lo perdonaría si llegase a olvidarlo.
Allí estaba ella, flotando entre las estrellas, observándolas una a una. Hacía años que había decidido convertirse en la reina de las estrellas. Hacía años que se deshizo de su cuerpo terrenal para volverse brillante y hermosa. Hacía años que había decidido abandonarse a sus gritos, a sus deseos, a sus decepciones. Hacía años que había dejado de ser ella misma porque no podía más, porque sus brazos habían comenzado a pesarle, sus párpados habían dejado de levantarse. El mundo se había vuelto tan borroso que dolía, y ya solo era capaz de divisar las brillantes luces de las estrellas.
Por eso había decidido irse hasta las estrellas, por eso había abandonado todo lo que tenía. Las estrellas eran la única referencia real que había podido encontrar. Sus pequeños cristales le habían hipnotizado, sus luces, sonidos y musicalidades habían sabido aliviarla, alejarla de su angustia que había germinado en sus entrañas, Todo su mundo se había vuelto su mundo hostil y difuso.
Ahora es feliz, ahora piensa que es feliz. Ahora está en un baile eterno, en una canción que nunca quieres que termine, en un bocado que nunca quieres que termine. Ella gira alrededor de todas las estrellas en su cosmos celestial, sonriéndolas una a una sin importar que ellas lo hagan.
Sabe que no acabará nunca, que permanecerá para siempre en ese estado, que ella es como la sirena que amó una vez y tuvo que convertirse en estrella. Sabe que el dolor allá en el mundo era muy grande, que no puedes vivir con la angustia que provoca el rechazo ante lo que sientes. Era muy difícil sentir cosas allá en su vida. Era muy difícil levantarse por la mañana pensando que lo que sientes es algo inútil. Sabes que le quieres, sabes que nunca le tendrás. No hay nada más duro que sentir eso.
Y puede que no se lo mereciera, que pronto encontraría a alguien que le fascinara tanto y la amara de verdad., Pero parece que ya es algo muy cansado, que la estrellas estaban allí esperándola, ansiosas de que decidiera irse una termporada infinita con ellas.
Allí ya no siente ese dolor, allí es la reina de las estrellas. Allí permanecerá hasta convertirse en una de ellas y cuando en el futuro que llegue una nueva reina. Una reina nueva, dolida, que las cuide como ellas quisieron que las cuidara un hombre en la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario