Nunca pensé que en este momento escribiría sobre mi pasado. Siempre he estado pensando en escribir sobre el presente, escribir sobre lo nuevo y sobre "el nuevo tú". Digo "el nuevo tú" por decir algo, porque tenéis cosas en común pero realmente no tenéis nada que ver. Sois muy diferentes y, sinceramente, a veces pienso que habría sido más feliz estando contigo. Tú nunca me hiciste daño, nunca sentí daño por quererte. Había muchas veces que quería verte, que sentía la necesidad de que nos viéramos. Pero era algo soportable, algo que no me preocupada. No se me hacía tan difícil como con "el nuevo tú".
Una vez me dijiste que fuera a vivir a tu ciudad. Una vez me dijiste que lo dejara todo por ti, por estar juntos. No entiendo qué podría pasarte ese día, no entiendo qué pensaste ni qué pensé yo sobre ese salto tan grande. Supongo que me acojonaría, supongo que me parecería una locura ¿Qué iba a hacer yo en un lugar tan lejos? Con la cantidad de inseguridades que tenía yo. Me hubiera costado la vida, habría sido de lo más arriesgado que hubiera hecho, Pero, a fin de cuentas, estabas tú. Estaba seguro que, de que hubieran salido bien las cosas, yo hubiera sido capaz de irme allí a buscar la felicidad y esas cosas.
Lo pasábamos muy bien juntos, me ayudabas a crecer como persona. No entiendo qué fue de tantas y tantas horas enfrente de la pantalla de mi ordenador contándote las miles de historias que pasaban por mi cabeza. Estábamos llenos de historias, y de repente desapareciste.
Recuerdo el día que el alcohol se adueñó de tus pensamientos. Habías salido y habías bebido, yo también había bebido. Me llamaste casi llorando y aún recuerdo cada uno de los tequieros que me dedicabas mientras abrazabas al váter. Vomitaste más que la cena durante aquella noche.
Pasaron dos largos años de conversaciones y tequieros y por fin decidimos quedar. Yo no me lo creía. Saber que iba a verte ha sido una de las cosas más maravillosas que sentí durante ese año. Eramos tú y yo, frente a frente, y cuando te vi en el tren jamás te había visto tan guapo. Eras como un sueño, como algo que sabía que estaba enfrente mío pero que pudieras desvanecerte en cualquier instante. A veces pienso si realmente existías, si existías o solo eras una creación de mi mente. En todo caso, serías de la mejores cosas que ha creado mi mente.
Pero te fuiste, me desconcertaste y te marchaste. Y no entendí nunca el por qué, ni el por qué de no contestarme. Desapareciste sin dejar rastro, y poco a poco te fuiste de mi mente también.
No lo pasé demasiado mal por ti, me dolió perderte pero supongo que el hecho de que estuvieras tan lejos hizo que nunca te notara cerca. Cuesta mucho más olvidar a aquellos que tenemos cerca. Por eso al que tengo tan cerca despierta mucho más dolor de lo que hiciste tú.
Antes he dicho que hubiera sido más feliz contigo. Realmente no lo sé, no tengo ni idea de cómo habría sido la vida contigo. Qué hubiera pasado si me hubiera largado tan lejos y hubiera intentando algo contigo. Fuiste tú el que no quisiste eso, fuiste tú el que borraste ese futuro de mi persona. Y pues es verdad que no sé qué es lo que hubiera pasado.
No llegué a conocer tu parte mala, no llegué a conocer aquello que no me gustaba de ti. Supongo que no puedes querer a alguien cuando ves solo las cosas buenas. El amor no es del todo real cuando solo ves cosas maravillosas en las personas. Tienes que conocer lo malo, conocer el daño que te ha hecho y el que puede llegar a hacerle, aquello que odias y amas al mismo tiempo.
Contigo no llegó a ocurrir nada de eso. Eras perfecto y ya, te largaste, por eso supongo que el disgusto me duró poco.
Ahora todo es diferente, con "el nuevo tú" es diferente. Conozco lo malo, lo que me hace daño y, sorprendentemente, eso hace que le quiera muchísimo más. Por eso digo que sois diferentes. Esta vez he aprendido a querer mucho más, a extrañar a alguien con todas mis fuerzas, a romperme por dentro cuando siento que no soy correspondido. Son cariños diferentes, tu cariño era más idílico, más perfecto. Tú eras como agua y, aunque suene ridículo este tópico, el de ahora es más como el fuego.
Y supongo que está bien así, que si quisiste desaparecer sería porque sentiste que ya no quedaba más que hacer conmigo, que no ibas a darme aquello que yo deseaba e hiciste bien en irte y no hacerme daño. Sé que no quisiste hacerme daño. Sé que te asustaste y que incluso después, meses después, tuviste el detalle de explicármelo. Supongo que fuiste alguien que yo necesitaba, alguien que me hizo crecer y evolucionar, a enseñarme a creer que había más chicos como tú y como yo. Tú me ayudaste a no sentirme tan solo.
Esta noche yo no iba a escribir nada, no sabía qué escribir. No quería escribir sobre el de ahora porque pensaba que me haría daño. No sabía qué escribir, y de repente he encontrado un texto tuyo. No hablabas de mí, aunque los sucesos que ocurren me los contaste en su día a medida que pasaban. Te he leído y me he acordado de ti, he querido escribir sobre ti. Gracias por devolverme las ganas de escribir, por hacer que me interese un texto cuando hace mil años que no leo ni escribo nada para mí. Acordarme de ti ha hecho que me acuerde un poco de mí. A dedicarme algo de tiempo y acordarme de cuando estaba bien y podía hacer lo que quisiera con certeza de que las cosas me harían feliz.
Gracias por devolverme a ese momento. Gracias por darme valor y hacerme recordar que hay más cosas a parte de lo nuevo, a que tengo que seguir mi propio camino y aceptar que cuando hay un "no" el mundo nunca dejara de existir.
Y sí, bueno, aunque las cosas hayan cambiado, sigo acordándome a veces de ti.
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